Coming together is a beginning. Keeping together is progress. Working together is success. -Henry Ford
(Estar juntos es un comienzo. Mantenerse juntos es progreso. Trabajar juntos es el éxito)
LA VINCULACIÓN DE SOCIOS:
UN ASUNTO DE ÉTICA ROTARIA
Jaime Ospina Velasco
Gobernador 2001-2002, D. 4290
(Estar juntos es un comienzo. Mantenerse juntos es progreso. Trabajar juntos es el éxito)
LA VINCULACIÓN DE SOCIOS:
UN ASUNTO DE ÉTICA ROTARIA
Jaime Ospina Velasco
Gobernador 2001-2002, D. 4290
No sin razón apuntaba un Past Presidente de RI, que, al ser tan pocos los rotarios, en el mundo alrededor de 1.200.000, es imposible que hagamos una tarea eficaz y efectiva frente a los innumerables problemas que sufren las comunidades que servimos y en ello basa su argumentación para impulsar la Incitativa Mundial de Rotary “Un socio nuevo cada mes”.
Al meditar sobre el asunto, hemos llegado a la conclusión que el problema es de una enorme profundidad, porque lo que planteaba Richard no es ni más ni menos que tenemos que responder ante un orden superior por todo aquello que, al dejar de hacerse por nuestra negligencia o desinterés, impide a la humanidad o parte de ella, alcanzar la felicidad a la que ese Ser Supremo, a quien invocamos en nuestros actos rotarios, tiene destinado a todo ser humano!
El problema tiene dos facetas. De una parte, la enormidad de los problemas que sufren los pobres, los desamparados, los desprotegidos, los enfermos, las víctimas de la violencia y de las catástrofes naturales etc; y por la otra, la necesidad de servir que tienen muchos otros, que, como nosotros, están esperando una oportunidad de servir. Que no han podido satisfacer su necesidad de servir. La primera parte del problema es evidente. Es mucho lo que podríamos hacer y mejorar en el servicio si contásemos con el doble de socios rotarios en el mundo. Nuestros clubes se envejecen y muchas veces no hay quien pueda continuar y sostener las obras porque no ha habido una acción conducente a la renovación del cuadro social.
De otra parte, encontramos por doquier personas que están ávidas de servir; dispuestas a entregar algo de su vida en beneficio de otros que reclaman una ayuda, y podrían hacerlo espléndidamente desde un club rotario. Pero bien sabemos que la administración de esa oportunidad es exclusividad de los rotarios. Esa llave maestra y maravillosa solo podemos accionarla los rotarios porque nadie más tiene el poder de invitar a otro a ser rotario.
Es por ello que el aumento del número de socios se torna en un problema ético; porque al no extender a otros el inmenso beneficio que representa ser rotario, simplemente le estamos negando una posibilidad de perfeccionamiento y crecimiento humano a todos aquellos que, dependiendo de nuestra acción o de nuestra decisión, son privados de esa oportunidad, de esa gracia.
No llamar a formar parte del mundo rotario a una persona con perfil de servicio, nobleza y calidad humana, en ejercicio de una profesión u oficio meritorio, es entonces un acto de egoísmo. Negar a otro el camino a la felicidad y al progreso que representa la posibilidad de conocer los postulados rotarios, tales como la Prueba Cuádruple, no es digno de quienes creen que dar de sí antes de pensar en sí es un imperativo moral.
Mirar las cosas de esta manera nos tiene que llevar a una actitud proactiva en el programa de selección de nuevos socios, no solo para que nos acompañen en esta lucha sin cuartel contra la pobreza y los sufrimientos de la humanidad, sino para darles a ellos también la oportunidad de poner en paz su alma a través del servicio y renovarse en él.
Entender esto y obrar de conformidad para identificar nuevos prospectos y llevarlos a Rotary, así no sea a nuestros propios clubes, es pues un imperativo moral de los rotarios del mundo entero. Los rotarios estamos llamados a asumir esta generosa actitud en beneficio de la propagación del bien, no solo porque es justo y saludable, sino porque, como lo planteó King en su lema 2001-2002, la humanidad es nuestra responsabilidad!
Al meditar sobre el asunto, hemos llegado a la conclusión que el problema es de una enorme profundidad, porque lo que planteaba Richard no es ni más ni menos que tenemos que responder ante un orden superior por todo aquello que, al dejar de hacerse por nuestra negligencia o desinterés, impide a la humanidad o parte de ella, alcanzar la felicidad a la que ese Ser Supremo, a quien invocamos en nuestros actos rotarios, tiene destinado a todo ser humano!
El problema tiene dos facetas. De una parte, la enormidad de los problemas que sufren los pobres, los desamparados, los desprotegidos, los enfermos, las víctimas de la violencia y de las catástrofes naturales etc; y por la otra, la necesidad de servir que tienen muchos otros, que, como nosotros, están esperando una oportunidad de servir. Que no han podido satisfacer su necesidad de servir. La primera parte del problema es evidente. Es mucho lo que podríamos hacer y mejorar en el servicio si contásemos con el doble de socios rotarios en el mundo. Nuestros clubes se envejecen y muchas veces no hay quien pueda continuar y sostener las obras porque no ha habido una acción conducente a la renovación del cuadro social.
De otra parte, encontramos por doquier personas que están ávidas de servir; dispuestas a entregar algo de su vida en beneficio de otros que reclaman una ayuda, y podrían hacerlo espléndidamente desde un club rotario. Pero bien sabemos que la administración de esa oportunidad es exclusividad de los rotarios. Esa llave maestra y maravillosa solo podemos accionarla los rotarios porque nadie más tiene el poder de invitar a otro a ser rotario.
Es por ello que el aumento del número de socios se torna en un problema ético; porque al no extender a otros el inmenso beneficio que representa ser rotario, simplemente le estamos negando una posibilidad de perfeccionamiento y crecimiento humano a todos aquellos que, dependiendo de nuestra acción o de nuestra decisión, son privados de esa oportunidad, de esa gracia.
No llamar a formar parte del mundo rotario a una persona con perfil de servicio, nobleza y calidad humana, en ejercicio de una profesión u oficio meritorio, es entonces un acto de egoísmo. Negar a otro el camino a la felicidad y al progreso que representa la posibilidad de conocer los postulados rotarios, tales como la Prueba Cuádruple, no es digno de quienes creen que dar de sí antes de pensar en sí es un imperativo moral.
Mirar las cosas de esta manera nos tiene que llevar a una actitud proactiva en el programa de selección de nuevos socios, no solo para que nos acompañen en esta lucha sin cuartel contra la pobreza y los sufrimientos de la humanidad, sino para darles a ellos también la oportunidad de poner en paz su alma a través del servicio y renovarse en él.
Entender esto y obrar de conformidad para identificar nuevos prospectos y llevarlos a Rotary, así no sea a nuestros propios clubes, es pues un imperativo moral de los rotarios del mundo entero. Los rotarios estamos llamados a asumir esta generosa actitud en beneficio de la propagación del bien, no solo porque es justo y saludable, sino porque, como lo planteó King en su lema 2001-2002, la humanidad es nuestra responsabilidad!
1 comentario:
hola mi nombre es Juan Felipe soy de barranquilla y estoy viviendo ahora en bogota me gustaria entrar en contacto en algun club rotaract.
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