miércoles, 2 de junio de 2010

Mensaje del Presidente RI


Junio 2010

Estimados compañeros rotarios:

En febrero, después de asistir a una cena para celebrar el centenario de la fundación del Club Rotario de St. Paul, Minnesota, EE.UU., se me acercó una joven, quien me preguntó: “De todo lo que ha visto este año en Rotary, ¿qué momento le conmovió más que ningún otro?”

Aún siendo una pregunta tan sencilla, me resultó casi imposible contestarla porque he presenciado numerosas escenas conmovedoras durante las que me he sentido profundamente orgulloso de ser rotario. En el curso de los últimos doce meses, he tenido el privilegio de observar de primera mano la manera en que nuestro servicio influye en las vidas de otras personas y lo impresionantes que son los problemas y carencias que abordamos.

Una cosa es ver las fotografías de la devastación causada en Haití a raíz del terremoto que sacudió la isla en enero, pero no se puede comparar con lo que es caminar entre los escombros, ver los edificios derrumbados y darse uno cuenta de que jamás podremos comprender el verdadero alcance de la tragedia.

En Banda Aceh, Indonesia, donde Rotary ha contribuido enormemente a la reconstrucción de la ciudad azotada por el maremoto de 2004, creí comprender la gravedad de la catástrofe antes de visitar la zona. Pero no estuve preparado para la asombrosa vista de un gigantesco buque de carga en un campo labriego a tres kilómetros tierra adentro, llevado hasta allí por la fuerza del maremoto.

En China, en un orfanato patrocinado por Rotary, sostuve en mis brazos a una niña de apenas dos meses que había sido abandonada en un tren. Con la criatura en los brazos, comprendí que lo que Rotary proveía al orfanato —alimentos, ropa, un albergue limpio y seguro— era tan sólo parte de lo que hacía falta. Lo que ese bebé quería más que nada en ese momento era cariño y que la arrullaran. Eso me conmovió intensamente.

Como rotarios, podemos hacer mucho en beneficio de los demás. Aun cuando sea de importancia capital brindar asistencia material —por ejemplo: en las áreas de alfabetización, agua y saneamiento, salud y lucha contra el hambre— es igualmente crucial que prestemos servicio con buena voluntad, con sincero espíritu humanitario. A menudo, la empatía por sí sola es una gran ayuda.

Al acercarse el final de este año rotario y mi presidencia, les agradezco a todos ustedes su dedicado servicio rotario y su apoyo. Ha sido un honor ser presidente de RI y aprovecho esta oportunidad para recordarles que El Futuro de Rotary está en Sus Manos.

John Kenny
Presidente, Rotary International

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