martes, 1 de septiembre de 2009

Mensajes del Presidente Rotary International


Septiembre 2009

Mis estimados compañeros rotarios:

Lord Byron escribió, “Los días de nuestra juventud son nuestros días de gloria”. Esta frase me viene a la mente cuando se mencionan los programas de Rotary para la juventud. En Rotary, septiembre es el Mes de las Nuevas Generaciones, tiempo ideal para centrar la atención en nuestros programas para la juventud y poner de relieve el papel que cumplen en la formación de los rotarios del mañana.

Nuestros programas para los jóvenes —Interact, Rotaract, los Seminarios de Rotary para Líderes Jóvenes y el Intercambio de Jóvenes de Rotary— son algunos de los más importantes de Rotary. Digo esto porque tienen un potencial sin precedentes para influir en la mente y el espíritu de los jóvenes conduciéndolos hacia la paz, la buena voluntad, y la armonía. La razón por la que ese potencial es mayor en la juventud se debe a que la experiencia de nuestros primeros años nunca nos abandona, sino que cincela la forma que adquiriremos más tarde. En palabras atribuidas a San Francisco Javier, “Dadme un niño recién nacido hasta los siete años y les devolveré un hombre”. Por mi parte, yo se lo daría para que se formara por un tiempo un poco más largo — pero no hay duda de que las experiencias de nuestros jóvenes tienen un gran poder formativo y una mayor influencia en la formación del carácter que cualquier otra experiencia de nuestra vida adulta.

Cuando un adolescente de Estados Unidos tiene la oportunidad de viajar a India para participar en una Jornada Nacional de Vacunación, o cuando un estudiante de Brasil pasa un año estudiando en Japón, cambia para siempre. Estos jóvenes se han formado afectos y contactos que perdurarán. Nunca más pensarán en su propio país o el mundo de la misma manera. Su perspectiva, sus prioridades y sus valores se transforman de modo permanente, de una manera que ninguna experiencia posterior podrá alterar. La constante labor rotaria logra que los jóvenes puedan continuar formándose, que estos programas sigan estando disponibles, bien gestionados, para ganarse la confianza de los participantes y sus familias.

Las impresiones de los jóvenes son fuertes y duraderas. Nunca hay una segunda oportunidad para ellos. Podemos crecer y cambiar a medida que envejecemos, y seguramente hemos cambiado debido a todas nuestras experiencias, pero nunca hay una nueva oportunidad para forjar lo que somos. Eso sucede sólo una vez: en nuestra juventud.

Los días de nuestra juventud son verdaderamente los días de nuestra gloria — pero a través de los programas de Rotary para la juventud, esos días de gloria se convierten en la gloria de nuestra asociación

John Kenny

Presidente, Rotary International

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